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EDUCAR

 Hola de nuevo a todos.

Hoy vengo con una entrada especial. Yo, cuando empecé el máster, dije que mi vocación nunca había sido educar. Yo nunca he tenido la docencia en mis objetivos de niño, ni de joven. Lo mío siempre ha sido el deporte y la informática. A mí me hubiera gustado ser futbolista, tenista, o incluso entrenador de fútbol. También me veía como programador o como reparador informático. Eran mis pasiones. 

Sin embargo, estas pasiones fueron chocando con la realidad. Cuando comencé el grado el Estudios Ingleses, no sabía qué iba a hacer en el futuro. ¿Traducción e interpretación? ¿Una academia? ¿Investigación en literatura? Eran cosas que no me disgustaban, pero honestamente, tampoco eran mi pasión. Acabé el grado, y dije, venga, vamos a probar cosas. Empecé a dar clases a niños, a estudiar alemán y a trabajar en Sprinter. Eso parecía funcionar, pero yo quería algo que me gustara y que fuera para siempre.

En ese momento, me decidí por matricularme en el máster. Tras dos meses de clases, creo que estoy convenciéndome de que sí que tengo vocación por la educación. Y sobre todo, que quiero enseñar en Secundaria (aunque parezca más complicado, creo que es un reto). El hecho de conocer a compañeros que tienen pasión por la docencia, aunque sean de otras especialidades, me ha ayudado también a seguir con esta profesión que hace un tiempo me parecía aborrecer.

Ahora, espero sacar este año el máster, seguir con mis idiomas, alemán, catalán, seguir formándome en inglés por supuesto, y opositar. Y ojalá pueda algún día ser profesor de inglés en un centro que me suponga retos día tras día. Creo, y solo creo porque aún no lo sé, que ese día seré feliz (en el ámbito laboral, por supuesto).

Nunca pensé en escribir algo como esto, pero estoy convencido de que la decisión de alistarme en el máster fue una de las mejores decisiones de mi vida.

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